Roberto Cobo, 91 años de distancia de este gran actor.

“Pos como les decía, allá en la correccional si te aflojas te traen todos de su puerquito, yo llegué y me tuve que sonar con una bola” (Roberto Cobo / El Jaibo en Los Olvidados, 1950).

Eleuterio García Romero, mejor conocido como Roberto Cobo, de una formación actoral desde niño, su familia se dedicaba al teatro, sus abuelos trabajaban en el teatro. Nacido en Nuevo León, el 20 de febrero de 1930.

Fue hijo de una pareja de actores que formaban parte de una compañía itinerante de teatro. Cuando era niño, su padre, Luis García, falleció. Su madre, Ernestina Romero, contrajo matrimonio con Alejandro Cobo, de quien Roberto adoptó el apellido.

Incursionó tempranamente en el mundo de la actuación. Su debut ocurrió a la edad de ocho años, en una de las numerosas carpas —teatros itinerantes— que existieron en México hasta la década de 1950. Posteriormente debió abandonar sus estudios, para incorporarse en compañías como la del Teatro Iris (de la vedette mexicana Esperanza Iris). En el cine, su primera participación ocurrió en 1945, donde formó parte del elenco de Los siete niños de Écija. Cinco años más tarde, fue bautizado con el sobrenombre deCalambres, debido a los exagerados movimientos que realizaba como bailarín en el Teatro Lírico de la Ciudad de México.

En 1950 interpretó a El Jaibo, uno de los personajes de la película Los olvidados, de Luis Buñuel. Gracias a esa interpretación, Cobo obtuvo el primer Ariel al Mejor Actor Juvenil. Participó en numerosas películas y obras de teatro hasta su fallecimiento.

Junto con Los olvidados, Cobo volvería a colaborar con Buñuel un año más tarde en Subida al cielo, compartiendo créditos con Lilia Prado. Algunas de sus actuaciones más memorables ocurrieron enEl lugar sin límites y Dulces compañías, que le valieron sendas nominaciones al Ariel para el mejor actor.

Tenía 19 años y estaba por hacer un papel chiquito en El rey del barrio, con Tin Tán. Conocí a Buñuel en sus oficinas del edificio Chapultepec, que ahorita ya no existe. Cuando me vio se quedó bizco; lo impacté. Lo cautivó mi porte; yo creo que le gustó mi físico por delgado, anguloso o narizón. Era ancho de espaldas, porque musculoso me puse después. Buñuel no hablaba; sólo me dijo: “váyame a ver a los Estudios América”. “No me van a dejar entrar”, le respondí. “Di que vas a ver a Luis Buñuel”. Fui y nos hicieron una prueba a cinco muchachos y me dio el papel. Don Luis creía mucho en mí, nunca tuvimos problemas, sabía lo que quería y cuando un director sabe lo que quiere, sabe dirigir.

Si no me decía nada era porque estaba bien. Durante la filmación de Los olvidados, que se estrenó en el antiguo cine México, entre Cuauhtémoc y Alvaro Obregón, me hizo repetir 35 veces una escena. Ya nervioso le pregunté: “Ƒpor qué tantas veces?, Ƒqué lo estoy haciendo mal?” “No, es que quiero 35 reacciones para escoger la que más me guste”, respondió.

Roberto Cobo es considerado uno de los mejores actores del cine nacional, debido en parte a que fue el primero en actuar en papeles de homosexual, orientación que siempre asumió abiertamente en lo personal. Su última participación en el cine fue en la cinta “Carambola” dirigida por Kurt Hollander, en donde interpretó al “Chimuelo”.

Sin embargo, las películas que lo han puesto en la memoria colectiva son Los olvidados (1950), por la que ganó el Ariel al mejor actor juvenil, merced a su notable interpretación de El Jaibo, y El lugar sin límites (1977), por cuya extraordinaria caracterización de La Manuela le fueron entregados el Ariel y la Diosa de Plata al mejor actor. También, se cuentan en su filmografía, entre otros títulos, Cadena perpetua (1978), El ángel del barrio (1980), El corazón de la noche (1983), Dulces compañías (1995) y Sobrenatural (1995). Asimismo actor de televisión, en 1991 recibió de la Cineteca Nacional un homenaje por sus 45 años de trayectoria en el cine nacional.

El jueves 19 de septiembre de 1985, a las 7:19 horas, el destino de la Ciudad de México cambió drásticamente. El terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter, dejó una saga de muerte, desolación y una urbe incomunicada durante horas por el desastre acontecido. Roberto Cobo tuvo la fortuna de ser rescatado en el terremoto del 85, al derrumbarse su departamento del sexto piso, que se encontraba en el Edificio Nuevo León en Tlatelolco.

En los últimos años, tras sobrevivir milagrosamente y quedar cojo, tuvo pequeñas participaciones en importantes cintas del cine nacional, como “Santitos”, “El agujero”, “De noche vienes, Esmeralda”, “Dulces compañías”, “Sobrenatural” y “Cabeza de Vaca”. Poco antes de morir había protagonizado el monólogo “Eros, club privado”, escrito especialmente para él, en Guadalajara, y quería estrenarlo en Monterrey.

Deja un film inédito con Katy Jurado -el último trabajo cinematográfico de ambos- y muchas ilusiones de seguir adelante. “Tengo 72 años y todavía me hace falta hacer muchas películas”, comentaba el pasado abril, pero meses después fue víctima de un cáncer, a los 72 años, y muere el 3 agosto 2002.