Una Navidad a solas Contigo.

Estamos a punto de celebrar en el mundo una de las fechas importantes de unión y fraternidad, en lo particular me interesa hablar de esta que será una Navidad diferente, a pesar nos hayan reducido las licencias de libre tránsito, de hacinamiento, incluso de reunirnos por legítimo derecho.

Conservando el permiso propio de reflexionar acerca de los tiempos nuevos que sucederán en los días siguientes desde lo que haya resultado del coletazo natural de una pandemia que ha provocado muerte, tristeza y confusión. Un buen momento para vivir la coincidencia de permanecer en este mundo donde todavía quedan instantes de una posible felicidad.

Haciendo aún lado lo absurdo de lo significa existir. Es por eso que alejado del intento de escribir una página acerca de buenos propósitos o verdades falsas me permito convocar a la reflexión desde el silencio, en pro de pactar la paz con nuestros temores y hacernos al nuevo tiempo desde el amor disfrutando ser quienes somos, nosotros somos nuestra propia libertad.

Mientras la vida siga debemos seguir con ella. El porvenir deja de ser incierto cuando se vive en el fin único de ver a diario el destino de cada uno como un milagro puro. Ahora que pareciera que el camino se ha vuelto un tanto oscuro, hablale a tu corazón, pídele solo días sin dispersión para amar. No le hagas preguntas, no hace falta tener respuestas inmediatas que te ayuden a descifrar acertijos para entender lo profundo o lo superficial.

El amor es la materia prima del pensamiento sabio. Deja que tu corazón te haga más vivo, que sea la guía. No hay necesidad de pasar una Navidad con todos mejor mantente muy cerca de ti.

No pierdas el tiempo en compras inútiles, tú tienes de ti mismo más para dar, sacalo afuera. Y si te vas a reunir que sea con tus seres más queridos, al cabo ellos no esperan más impresión que la de compartir contigo pues no les incomoda tu presencia ni tu amor.

Una Navidad discreta sin antifaz, sencilla, simple y sensible. De bajo costo y alto relieve. No por invierno con frío, sin decir mentiras para ser feliz, lejos de todo lo que distrae, una Navidad íntima escrita en minúsculas, sin aparentar ser buena persona.

Sin añorar ni extrañar nada, sin la interrogante de quien vendra a verte con rasgo familiar. En paz, desde la quietud del aquí en el ahora rodeado de ti. Sin requisitos, después de todo para saber que dios existe no hace falta arrullar a un niño en medio de cantos y triviales versos.

Navidad no es compra ni falsos abrazos, con mesas llenas de comida que sacien el hambre pero sin más nada. Haz contigo un trato de pasar una Navidad paciente, proponte un brindis solidario por los que no estan y por los que se han ido.