¿Aprendimos algo con la pandemia?


¿Aprendimos algo con la pandemia?
¿Aprendimos algo con la pandemia?

Ya son 9 meses de contingencia. La pandemia no cede. La crisis de salud por el Covid-19 ha puesto en evidencia la fragilidad del sistema de salud, su infraestructura y la manera en que se atendido la salud de las y los mexicanos durante décadas. 

El gobierno federal en turno tomó la decisión de crear en INSABI como una contra propuesta al Seguro Popular creado por los gobiernos panistas, buscando con esa medida ampliar la cobertura para las y los mexicanos que no tienen ningún tipo de seguridad social en materia de salud. Es claro que todavía con muchas limitaciones de recursos y del tipo de atención en el cuadro de enfermedades que pueden ser atendidas. En cualquier caso, la llegada de la pandemia agudizó la situación y la radiografía de todo el sistema de salud muestra severos daños estructurales y con deficiencias que van más allá de la corrupción.

La pandemia no ha sido controlada y el rebrote que se esta experimentando en varios estados del país, ofrece la oportunidad de revisar la estrategia de política de salud pública que se ha implantado para enfrentar la crisis sanitaria que el SARS-CoV 2 ha creado.

La estrategia mediática sigue igual: conferencias mañaneras a cargo del presidente de la nación. Por la tarde la conferencia vespertina de la Secretaria de Salud, López Gatell y el resto del equipo de la Secretaria de Salud, su titular en un lugar secundario. Fallos, imprecisiones, información a veces confusa, registros de los estados poco confiables, contradicciones sobre el uso del cubre bocas, retraso en la toma de decisiones con relación a los criterios y algo de confusión sobre medidas que implican los colores del semáforo. La cancelación de la educación presencial y las medidas tomadas para llevarla en las diversas modalidades a distancia, están ya facturando un rezago escolar que sumará al menos varios años el poder compensar este retraso educativo. La salida de Esteban Moctezuma y su envío de embajador a Estados Unidos es una muestra del colapso del sistema educativo también.

Hoy la crisis sanitaria crece. Los hospitales están saturados, las funerarias, los crematorios y hasta la falta de ataúdes muestra que la vulnerabilidad del país para responder de forma adecuada y profesional, pero en el fondo los muertos se acumulan y los contagios se expanden. Lo que muestra que algo falló en la estrategia seguida. En los diferentes estados de la República la idea de llevar la acción de la atención a la salud en el control de Covid-19 los ha llevado a posturas ingenuas, temerarias y poco afortunadas. Se puede comprender la desesperación sobre todo en el ámbito económico. La crisis del Covid-19 ya facturó la pérdida de más de empleos formales, la incorporación de poco más de 8 millones de personas a la pobreza y se incrementará entre 9 y 12 millones el número de personas a la pobreza extrema y de la perdida cantidades millonarias, las situaciones creadas por la pandemia es por demás crítica y dramática. 

Las políticas de apoyo a través de los programas de desarrollo social, sobre todo con relación a las transferencias monetarias han sido útiles, pero tienen su límite. Si bien el gobierno ha implementado una estrategia de recorte de gasto, políticas de austeridad y ahorro forzado, junto con una agresiva estrategia de recaudación de impuestos a los sectores que regularmente peleaban fiscalmente el pagar lo menos posible y ahora están en la mira, junto con factureras y evasores fiscales para logran un incremento sustancial en materia impositiva y fondear la operación del gobierno. Sin embargo, los costos de la pandemia han paralizado la inversión pública y se han creado situaciones muy endebles para sostener una economía que entró en picada ante la crisis producto de la pandemia en los Estados Unidos y que como sabemos es el principal socio comercial que tiene México.

Las opciones se acaban. Las medidas anunciadas de regresar en algunos estados al semáforo rojo es lo mínimo esperable, pero el problema es también los efectos en los negocios, en la producción industrial, pero que tenemos que aceptar de forma autocritica que las personas nos pusimos a desafiar al Covid, a retar a las autoridades y a jugar con la vida y la salud de las personas. La imprudencia y la nula responsabilidad de muchas personas ha creado la situación en la que está el país, en la que está Guanajuato, ahora hasta el gobernador Diego Sinhue Rodríguez ha informado que dio positivo a Covid entre otros funcionarios de primer nivel de la administración pública, lo que muestra que nadie está a salvo del contagio, de contagiar o de ser contagiados.

Habrá que evaluar las altas expectativas que se han tenido de que la población iba a hacer su parte, con el uso del cubrebocas, del lavado continuo de manos, el uso de gel antibacterial y evitar salir a la calle o teniendo una gran responsabilidad para evitar estar en conglomeraciones y en fiestas familiares 

Lo cierto es que hay aprendizajes: No podemos cuidarnos solos y es necesario aplicar las medidas sanitarias solicitadas. El tema es que estamos llegando a temas coercitivos que implican una definición sobre lo que “somos” y con quien estamos y se iniciarán nuevas formas de relación humana. Al parecer se desean formas autoritarias de control social. El regreso a la escuela se retrasará varios meses. El costo social y educativo supera cualquier dato preexistente. Las relaciones humanas se complejizan y se crean tensiones y hostigamientos que han terminado en escenas de violencia intrafamiliar y en el maltrato de niñas y niños. La casa se transformó en oficinas, fábricas y escuelas. Tenemos que aprender sobre los aspectos ecológicos y ambientales, así como, los costos de intentar paliar los efectos de las decisiones que afectan a los colectivos sociales y a los grupos vulnerables.

Hay aprendizajes en la forma en que se viene manejando la pandemia y habrá que pensar cuando cambian las voces y las demandas sociales. Tenemos que sospechar y tenemos que desconfiar de las autoridades, sobre todo las locales, -municipales y estatales-, cuando comprometen la salud y la seguridad de las personas en beneficio de unos cuantos.

La expectativa con relación a las vacunas para defendernos del Covid-19 se llena de mitos, de desinformación, de duda, de maniqueísmo y de luchas electorales. La pandemia sigue y dependerá de nosotros, los y las ciudadanas de verdad, el poder lograr controlar a la enfermedad, aún con las constantes mutaciones del virus. El aprendizaje fundamental es reconocer el poder social de las y los ciudadanos organizados. Ahí está la oportunidad de salir adelante, no sólo con el tema de la pandemia, sino el de la participación social y política para tener los mejores gobiernos y tener a los mejores gobernantes.

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