Amelia de Jesús Robles Ávila nació mujer el 3 de noviembre de 1889 en Xochipala, Guerrero, y murió como hombre, bajo el nombre de Amelio Robles Ávila, en 1980, en la misma localidad.
Se vistió de hombre al entrar al ejército de Emiliano Zapata, donde alcanzó el grado de coronel. En 1970, se le otorgó la condecoración como veterano de la Revolución Mexicana y Legionario de Honor del Ejército Mexicano y, en 1973, recibió la medalla al Mérito Revolucionario.
Amelio Robles es considerado la primera persona transgénero en México, cuyo cambio de identidad fue reconocido institucionalmente.
Robles, además, fue uno de los primeros casos conocidos y documentados en México de una mujer que, desde muy joven, cambió la falda por el pantalón y eligió una vida como varón. Se enfrentó a los prejuicios de su época, pero logró ser reconocido en público y en privado como hombre.
“Se construyó una imagen corporal y una identidad social masculina con los recursos culturales a su alcance en un aislado poblado rural mexicano. Con gran habilidad, Robles manipuló a su favor dichos medios culturales: la pose o performance de género, una cultura visual del cuerpo inaugurada por la proliferación de retratos de estudio, y una prensa industrial ávida de noticias sensacionalistas que se interesó y dio legitimidad a la historia del revolucionario zapatista”, indicó la investigadora y docente Gabriela Cano en un texto de publicado en el sitio web del Gobierno.
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Tras su inmersión carrancista, en 1924 Robles respaldó el gobierno de Álvaro Obregón, en lo que sería su última incursión con las armas. Cabe destacar que en su época militar mantuvo romances con varias féminas, entre las que se ubican Ángela Torres, pareja con la que adoptó ‘prole’, y Lupita Barrón.
Amelio murió en 1984, aunque antes de su deceso logró ser reconocido oficialmente como varón gracias a que, en el proceso para condecorarlo como Veterano de la Revolución Mexicana, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se valió de una acta de nacimiento truqueada por él donde aparecía como Amelio Malaquías Robles Ávila; así validó su identidad.
Alejado de los principales núcleos urbanos, sin el apoyo de hormonas o cirugías, ni de ejemplos de personajes públicos que le antecedieran, Robles utilizó los únicos recursos con los que contaba: la ropa y actitudes de hombre. Su masculinización obedeció a razones personales, el cambio de identidad de género y sexual fue fruto de un deseo de negar su anatomía sexual de nacimiento y masculinizarse de manera radical, en todos los aspectos de su vida.
El coronel nunca renunció a su identidad como hombre y los roles que le correspondían en la época. Allí están las fotos que comprueban que Amelio Robles vestía como todo un caballero y militar.
Todavía pesa sobre su historia el nombre que él enterró. Una escuela primaria de su pueblo y el museo que fue su casa llevan el nombre de “Coronela Amelia Robles”.
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