Más de tres semanas de confinamiento en casa y seguimos sin ver la luz al final del túnel. Nos refugiamos en la cultura online: nuestra forma de consumir música, cine, libros, teatro, arte… ha cambiado radicalmente.
Los museos cerrados, las galerías, ferias y bienales, conciertos, se asoman ahora por las pantallas portátiles, nuestras tabletas y móviles buscando el consuelo que el arte proporciona al ser humano. Bendita cultura virtual.
¿Sienten un vacío emocional y existencial debido a la falta de música en vivo en sus vidas? Sí, yo también, y es que el mentado coronavirus nos cambió la vida a todos… pero miren, nos encontramos en la era del internet, esto nos aligera la vida y la cuarentena.
Muchos melómanos y amantes de los conciertos pueden disfrutar de conciertos online de sus bandas favoritas, pues aunque sea de lejitos; ofrecen shows vía streaming que llegan a ser un verdadero alivio.
Con giras pospuestas o canceladas, y aplazamientos en el estreno de álbumes por la emergencia sanitaria del COVID-19, los artistas buscan formas de hacer más ameno el encierro y mantenerse en contacto con sus seguidores.
Lo mismo pasa con las figuras de la televisión y los denominados influencers, que vivían de promover bienes y servicios de empresas privadas, pero, sin estas estar funcionando no hay mucho que promover, básicamente los contratos publicitarios están en pausa.
A mediados de marzo, el coronavirus impuso un freno indefinido a la millonaria industria de conciertos en Estados Unidos y Europa, lo que se replicó en esta parte del mundo. Este apagón ha desnudado una problemática latente entre los trabajadores más desprotegidos: los técnicos de producción, en su mayoría independientes y sin beneficios sociales.
Algunos artistas han diversificado su propuesta, alejándose un poco del arte durante la cuarentena, ya sea por diversión o por estrategia. Lo cierto es que como ya dije, aunque sea de lejitos, podemos seguir disfrutando de videos en vivo y de esa manera poder apoyar a nuestros artistas favoritos, por que ni la primavera ni el arte se pueden suspender.
Si Oscar Wilde aseguraba que la realidad imita al arte, lo cierto es que el arte nunca ha sido inmune a los virus. Y ha reaccionado a ellos de maneras radicalmente distintas, dependiendo de los medios de la época y de la visión que existía del ser humano. Ha reaccionado con resignación y recordatorios de nuestra fragilidad, y también con agotamiento y sorpresa , por suerte, también con vitalidad y combate político.
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