La virgen aparece entre las víctimas de la peste.
Creación de Antonio Zanchi elaborada en el año de 1666, este artista fue considerado como un protector de la peste debido a que se curó, milagrosamente, de la infección. La obra muestra a una deidad en medio de los enfermos y fallecidos debido a la enfermedad.
El Juicio Final.
La primera vez que Jesús vino al mundo predicó el amor y con su crucifixión expió nuestros pecados, pero en su segunda venida el sol se oscurecerá, las estrellas caerán del cielo y será el rechinar de dientes. O eso dice Jan van Eyck, autor de esta pintura. De manera que unos irán al cielo y otros (entre los que se incluyen clérigos y reyes) bajo la mirada del arcángel san Miguel y de una representación de la Muerte (de nuevo un esqueleto) caerán en el infierno de abajo, donde espantosos demonios los desmembrarán y devorarán.
San Francisco de Borja y el moribundo impenitente.
En el siglo XV se popularizó un libro de autoayuda titulado El arte de morir con el que estar preparado para el trance y del que ya hablamos aquí. Este cuadro de Goya encargado por la duquesa de Osuna conseguía representar mediante una llamativa imagen la lucha entre el bien y el mal que tenía lugar durante los estertores. Además de igualador social, la conciencia de la muerte (memento mori) servía también de brújula moral. Si tanto el rico como el pobre morían, también el justo y el pecador, pero tras la muerte el destino de ambos sería muy diferente.
Retrato de Hendrickje Stoffels.
La peste bubónica inspiró diversas obras de arte en la antigüedad, este es el caso de la obra de Rembrandt “Retrato de Hendrickje Stoffels”, amante del artista que fue una de las víctimas de esta pandemia inspirando la tragedia y la angustia que se pueden observar en sus últimos autorretratos.
Los cuatro jinetes del Apocalipsis.
Una de las obras más conocidas de la humanidad, grabado en madera de Durero, muestra una interpretación de “El libro del Apocalipsis” identifican a los tres males más terribles de la humanidad guerra, hambre y pestilencia.
Las Edades y la Muerte.
De nuevo tenemos aquí un recordatorio sobre la vejez y la muerte, de manera que la muchacha es sujetada por la anciana, que a su vez es agarrada por la muerte, en cuya mano sostiene un reloj de arena y una lanza rota. A sus pies un extraño niño sin cuello y una lechuza, tradicional símbolo de sabiduría (por eso están tan presentes en el mundo de Harry Poter) que mira al espectador esperando que capte la enseñanza. El autor fue Hans Baldung: la única esperanza en un mundo violento y putrefacto, parece decirnos el autor. La obra forma parte de la colección del Museo del Prado.
Muerte y vida.
Concluimos con esta obra de 1915 que escenifica a un lado la vida como calidez y protección de unos a otros y al otro la Muerte acechando envidiosa, tal vez escogiendo a su próxima víctima. Fue uno de los últimos cuadros del autor, que murió tres años después.
- https://heraldodemexico.com.mx/coronavirus-covid-19/trends/obras-de-arte-pandemias-coronavirus-covid19-el-heraldo-de-mexico/
- https://elpais.com/elpais/2020/04/10/icon_design/1586511381_083412.html
- https://valenciaplaza.com/cuando-la-enfermedad-se-hace-presente-en-el-arte
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