Jorge Ibargüengoitia nace en Guanajuato, Guanajuato, el 22 de enero de 1928; se destacó principalmente como dramaturgo, narrador y ensayista, gran escritor mexicano, uno de los favoritos de toda la república mexicana.
Jorge fue un literato con alto sentido crítico. El humor de sus cuentos, sus novelas, sus obras teatrales y sus artículos periodísticos es de un sarcasmo fino y salvaje.
Su madre enviudó poco tiempo después de casada y el pequeño Jorge creció entre mujeres —su mamá, sus tías— ellas querían que se hiciera ingeniero.
Poco después entra a la Facultad de Ingeniería de la UNAM- pero al igual que muchos ilustres de la escritura- abandona la carrera faltándole dos años para terminar. A respecto de esto escribió:
Crecí entre mujeres que me adoraban. Querían que fuera ingeniero: ellas habían tenido dinero, lo habían perdido y esperaban que yo lo recuperara. […] Faltándome dos años para terminar la carrera, decidí abandonarla para dedicarme a escribir. Las mujeres que había en la casa pasaron quince años lamentando esta decisión […] Más tarde se acostumbraron.
Entonces la vida lo lleva a Filosofía y Letras y toma clase de Teoría y composición Dramática con Rodolfo Usigli– Es considerado el padre del teatro mexicano moderno- al recibirse se hizo docente y ocupó el cargo de Usigli, a quien nombraron embajador.
En 1962, publicó la obra El atentado, con la cual ganó el Premio Casa de las Américas, y a partir de allí, decidió hacerse novelista. Los relámpagos de agosto (1964) fue su primera novela y la que lo llevó a comprender que había elegido su camino.
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También escribió cuentos, lo cual derivaría en su aclamado libro La ley de Herodes de 1967 – también es una película mexicana de 1999 dirigida por Luis Estrada- . Vendrían mas adelante otras obras importantes: las novelas Maten al león (1969), Estas ruinas que ves (1975), Las muertas (1977), Dos crímenes (1979) y Los pasos de López (1982) —las últimas cuatro forman parte de lo que podríamos llamar las novelas del “Plan de Abajo” -por desarrollarse en diferentes épocas, dentro de la geografía de esa ficticia entidad federativa tan parecida a Guanajuato.
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A Ibargüengoitia no le gustaba que lo consideraran un simple cómico, ya que se trataba de un escritor serio y riguroso, ordenado y meticuloso. Su personalidad también fue seria, aunque con sus amistades más íntimas se relajaba.
Jorge utilizaba su ágil prosa para diseccionar y destazar, para ridiculizar y poner en evidencia a sus personajes —muchos de ellos personajes del poder político y económico, ya fuese a nivel nacional o en el microcosmos de la provincia mexicana— era su fórmula para dinamitar la historia y la realidad oficiales, para hacer trizas el mito de las instituciones y del desarrollo estabilizador, en una época en la cual el PRI era el partido en México.
“La verdad es que mientras más enojado estoy con este país y más lejos viajo, más mexicano me siento”.
El escritor decidió irse a vivir a París junto a su esposa Joy Laville – Ilustradora y pintora- se dedicaron a trabajar de manera intensa en la capital francesa.
Pero un día, llegó la invitación para un encuentro de escritores en Bogotá, Jorge al principio se negó a asistir, pero, en ultimo momento decidió hacerlo y abordó el Vuelo 11 de Avianca que poco después se estrellaria cerca del Aeropuerto de Madrid, un 27 de noviembre de 1983.
Llevaba consigo el borrador de una novela en preparación, el cual se consumió con él. En el mismo vuelo viajaban el poeta y novelista peruano Manuel Scorza, el matrimonio formado por el crítico literario uruguayo Ángel Rama y la crítica de arte argentino-colombiana Marta Traba y la pianista española Rosa Sabater.
Sus restos descansan en el parque Antillón, en Guanajuato, bajo una placa de cerámica tipo talavera que reza:
Aquí descansa Jorge Ibargüengoitia, en el parque de su bisabuelo, que luchó contra los franceses.
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FUENTES:
- http://www.elboomeran.com/upload/ficheros/obras/057104097la_ley_de_herodes_interior_tripa_pdf.pdf
- http://www.elem.mx/autor/datos/534
- https://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Ibarg%C3%BCengoitia
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