Rafael Coronel Arroyo, fue una de las grandes figuras de la pintura en la segunda mitad del siglo XX. Originario de Zacatecas, desde muy pequeño tuvo inclinaciones artísticas y eso lo llevó a estudiar en la Escuela Nacional de Pintura y Escultura La Esmeralda, ahí desarrolló un lenguaje artístico.
La vocación de Rafael viene por parte de su abuelo, que decoraba iglesias, dibujaba las guirnaldas que adornaban las paredes. Su papá le platico que su hermano estudiaba pintura en México, pero que al final se le hizo una de las mayores pérdidas de tiempo y una gran tontería que había pasado en la familia y es que en aquel tiempo los pintores jóvenes no comían de la pintura.
“Creía que el arte no daba para comer, pensaba que la pintura se hacía como complemento de cualquier otra profesión, no tenía ni idea de que existían pintores profesionales”.
La intención del artista zacatecano en aquella época “dominada por el boom del muralismo”, era mostrar el ser humano latinoamericano sin ponerle adornos como Diego Rivera, que le ponía alcatraces, o David Alfaro Siqueiros banderas, y José Clemente Orozco llamas. Cuando se deja la pintura sola es cuando se llega al énfasis humano más alto, a la representación más pura del hombre, como los retratos de Rembrandt, que no tienen más que luz y un poco de sombra.
Rafael se casó con Ruth, hija de Diego Rivera y Lupe Marín; trabajó durante veinte años en el taller de su suegro, dije que ahí realizó las mayores producciones plásticas que ha logrado.
En la mayoría de las pinturas se puede visualizar una sobriedad melancólica, hombres de avanzada edad y piel blanca, con rasgos fuertes, con barba y grandes indumentarias. Se puede apreciar el paso del tiempo, cada personaje con una característica muy propia de coronel.
Se distinguen dos etapas en su obra: la primera figurativa, hasta 1960, y la segunda (a partir de 1970) abstracta, se caracteriza por un estupendo manejo del color y la luz, reproduce motivos prehispánicos. Sus pinturas tienen una sobriedad melancólica, e incluyen caras de los “últimos grandes amos”, flotando a menudo en una calina difusa. Existe obra suya tanto en museos de México como en el extranjero.
Su obra fue expuesta en grandes recintos como el Palacio de Bellas Artes y el Museo de Arte Moderno; además, fue reconocida internacionalmente al exponerse en países como Sao Paulo, Brasil; Nueva York, Estados Unidos; Bruselas, Bélgica; Milán, Italia, así como en China y Chile.
Fue en la década de 1970 cuando el trabajo pictórico de Rafael Coronel maduró, alcanzó la plenitud de su siniestra singularidad, y se incorporó al canon de la pintura figurativa en el arte mexicano del siglo XX.
Reconocido por su trabajo artístico, Coronel Arroyo fue galardonado con premios como La Bienal de Tokio, la Condecoración Zacatecas 450 y el Premio Iberoamericano al Mérito de las Artes.
Sergio Pitol —autor del texto del catálogo de la primera exposición de Coronel en Bellas Artes de 1958— escribió:
“Está poblada de seres desastrados, de muecas violentas, de pasión desesperanzada, de rasgos sombríos que, paradójicamente, se acentúan con el empleo de las tonalidades más luminosas”.
Pitol nos dice que se percibe en ellos “el aletazo de la locura, de la desesperación, de la desdicha, el mal penetra en los cuadros de Coronel, quedando allí definitivamente atrapado, adquiriendo una dimensión que ni él mismo sospecha”.
Rafael murió el pasado mayo 7 de mayo del 2019 en Cuernavaca.
SU OBRA:
Fuentes:
- https://www.eluniversal.com.mx/cultura/letras/rafael-coronel-sus-obras-mas-destacadas
- https://www.elsoldemexico.com.mx/cultura/arte/rafael-coronel-arroyo-perfil-pintor-zacatecano-muere-3589034.html
- https://www.milenio.com/cultura/laberinto/rafael-coronel-la-impresion-de-una-proeza
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