Todos los días al abrir el Facebook nos encontramos recorriendo muros virtuales que nos bombardean con noticias de muchísimas personas desaparecidas en el estado; es una pandemia, una enfermedad y, parece que para este padecimiento social no hay cura.
Son víctimas de un crimen que va en contra de toda la sociedad y que junto con la oleada de violencia homicida descontrolada -a la que llego nuestro estado en los últimos cuatro años- te dejan una sensación de que ya no se puede estar seguro, ni en tu propio pensamiento.
Guanajuato fue un estado que representaba un antiguo y extinto oasis de paz, ¿Quién recuerda cuándo fue eso?, en donde siempre se dijo que no pasaba y no pasaría nada. Pero hoy las personas que nos faltan, nos revelan lo contrario.
Son datos que corroboran la percepción de la gente, las notas en periódicos locales, las cadenas que piden ayuda en Whatsapp , las fotos que circulan y los pocos perfiles en redes sociales que con valor hacen la tarea de la autoridad: difunden, buscan, investigan y denuncian.
La más reciente fue una noticia de dos jóvenes originarios de Tequisquiapan que fueron localizados asesinados en la comunidad de Gasca, perteneciente al municipio de Celaya, Guanajuato, luego de ser reportada la misteriosa desaparición desde el pasado 17 de enero.
Los jóvenes informaron que vendrían al estado de Guanajuato mediante mensajes de texto, sin que se volviese a tener contacto con ellos, por lo que comenzaron la búsqueda.
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Juan Manuel Orozco Parra, de 31 años, y Jorge Alan Reyes Nieves, de 27, eran cuñados y tenían junto con otro socio una empresa dedicada a la construcción, ambos estudiantes de Arquitectura en el ITN de Querétaro.
Según una denuncia narrada por algunos de los familiares, la búsqueda de ambos llevó a sus familias a un abrupto peregrinar desde su natal Querétaro a Celaya para presentar la denuncia por la desaparición de los jóvenes y posteriormente identificar sus cuerpos en el Servicio Forense; luego a San Miguel de Allende, a donde les dijeron que habían trasladado los restos.
Finalmente terminaron por ser enviados a una funeraria en Dolores Hidalgo, porque -les dijeron- fue en esa ciudad donde pudieron encontrar un servicio para preparar los restos, y como el gobierno estatal “sólo podría pagar el traslado dentro del estado”, la familia debió hacerse cargo del traslado final a Querétaro.
Mientras tanto, la comunidad estudiantil del Instituto Tecnológico Nacional en Querétaro, de la que ambos formaban parte como alumnos de Arquitectura, se sumó a la exigencia de justicia para sus compañeros asesinados.
Este fue el mensaje retomado en las redes del ITNQ:
“El Comité ejecutivo de la sociedad de alumnos y la comunidad estudiantil del Tecnológico Nacional de México campus Querétaro lamentamos profundamente el sensible fallecimiento de los alumnos Juan Manuel Orozco Parra y Jorge Alan Reyes Nieves, quienes cursaban la carrera de Arquitectura en esta institución.
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Persiste la falta de un dato estatal de fosas clandestinas. El reporte actualizado mantiene a Guanajuato fuera del panorama nacional en cuanto a los entierros e inhumaciones clandestinas, pese a los hallazgos explorados y denunciados por los familiares de las víctimas organizados a través de los colectivos de búsqueda.
En los últimos dos años han sido desaparecidas más de mil 200 personas y se han hallado 164 fosas clandestinas en Guanajuato. El gobierno de Diego Sinhue guardó silencio hasta que fue imposible negar el horror: en un pequeño pueblo, junto a un parque recreativo, se encontraron 79 cuerpos sepultados. La cuenta sigue creciendo.
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FUENTES:
- https://poplab.mx/article/ExhibegobiernodeGuanajuatosupeorcaraafamiliaresdejovenesasesinadosenCelaya
- https://twitter.com/DesapGto/status/1352076429345902595?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1352077292730724353%7Ctwgr%5E%7Ctwcon%5Es2_&ref_url=https%3A%2F%2Fpoplab.mx%2Farticle%2FExhibegobiernodeGuanajuatosupeorcaraafamiliaresdejovenesasesinadosenCelaya
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