Satán no ha tenido suerte con los artistas que han intentado retratar su obra. A diferencia de la belleza divina que cuenta con un autentico ejercito de pintores cuyo dominio de las artes pictoricas y escultoricas (Botticelli o Miguel Ángel sin ir más lejos) es innegable, la obra de Satán ha sido en general pasto de dementes.
Aunque quizá sean esos los dos ejemplos más característicos de arte satánico de los que disfrutamos En cualquier caso, al grano: las siguientes son las cinco obras que mejor han retratado (según el que esto escribe) el MAL con mayúsculas.
.
1. El jardín de las delicias (El Bosco, 1500-05)
.
.
Es una de las obras más conocidas de El Bosco es el Jardín de las delicias, hay más información, personajes, simbolismos y detalles delirantes en un solo centímetro cuadrado de un cuadro de El Bosco que en la obra completa de muchos otros artistas (contemporáneos y no tan contemporáneos) suyos.
El panel derecho de El jardín de las delicias, que representa un paisaje infernal en el que el hombre ha sucumbido finalmente a todas las tentaciones, es singularmente atroz. Esas orejas-tanque con una daga por cañón que recorren el paisaje aplastando seres humanos a su paso, ese gigante en forma de huevo roto que gira la cabeza en dirección al espectador y sobre cuya cabeza un engendro indeterminado toca un instrumento musical fabricado sin duda alguna en el pozo más oscuro del infierno, ese pájaro antropomorfo con los pies metidos en ánforas y una marmita por sombrero que devora a un hombre de cuyo trasero salen golondrinas…
El material del que están hechas las peores pesadillas.
.
2. Lo stregozzo (Marcantonio Raimondi y Agostino Veneziano, aprox. 1520)
.
.
Este grabado renacentista lo tiene todo. Una bruja a lomos del esqueleto de un animal mitológico desconocido que es arrastrado por dos titanes. Cabras. Más esqueletos de animales mitológicos, a cuál más delirante. Los patos que huyen despavoridos al paso del carrusel demoníaco.
Los niños secuestrados por la bruja y cuyo destino no parece muy bueno que digamos. El querubín que les abre paso a todos a lomos de una cabra mientras toca una especie de trompeta psicotrópica. En 1520 no se conocía el LSD pero de alguna manera, y no me pregunten cuál, conseguían reproducir sus efectos.
.
3. El aquelarre (Francisco de Goya, 1797-1798)
.
.
Aunque no es uno de los cuadros más aterradores de Goya, El aquelarre es una de las obras dedicadas a la brujeria mas conocida de Goya. Lo cual es mucho decir teniendo en cuenta la conocida obsesión de Goya por la brujas.
En el cuadro puede verse a un puñado de mujeres entregando a Satán, que ha adoptado la forma de un macho cabra (el Gran Cabrón), los niños con los que se supone que se alimentaba este. Pero lo que convierte el cuadro en aterrador es la mirada vacía y perdida, casi catatónica, de Satán. Si alguien me pidiera que le explicara el significado de la palabra -inquietante-.
.
4. La Ronde du Sabbat (Louis Boulanger, 1828)
.
.
La composición es aterradora: un magma informe de brujas, demonios, homúnculos, caballos y serpientes cae a montones del techo de la catedral y se arremolina alrededor de Satán, que ha adoptado la forma de un cardenal con cuernos de macho cabrío.
A su alrededor, un puñado de monjes casi tan terroríficos como los de El nombre de la rosa sostiene antorchas y lee un libro indeterminado cuyo contenido, se supone, no augura nada bueno. De ahí el nombre de la obra, que en español vendría a ser algo así como El corro del aquelarre. Intuyo que el concepto es prácticamente imposible de trasladar a imagen real, pero el director de cine que lo consiga tendrá mi admiración ad infinitum.
.
5. La Pesadilla (Johann Heinrich Füssli)
.
.
Ésta puede ser una de las pinturas más perturbadoras de este listado. Mientras una mujer yace en su cama sin consciencia, posa sobre su estómago un íncubo, que es una figura maligna que visita a sus víctimas de noche para tener sexo con ellas sin que éstas puedan despertar.
Lo más extraño de esta pintura es la mirada en blanco del caballo que se encuentra detrás. Para muchos, ésta puede ser una insinuación de zoofilia, y para otros, una personificación animal de Satanás.
Estas pinturas podrán darte miedo, hacerte sentir confundido o incluso provocarte pesadillas. Sin embargo, son el reflejo de un imaginario que cuestiona el papel de la maldad en el mundo y cuáles son las implicaciones estéticas y morales que conlleva.
Quizás el mal sea un elemento necesario para la vida tal y como la conocemos o sea sólo la otra cara de la moneda de la divinidad que, al final, la permite. No lo sabemos, pero sí tenemos el arte para imaginarlo.
No Comment