La Bruja de Texcoco, magia, feminidad y música.


Ella es Octavio y al mismo tiempo no lo es, Octavio es un mujeron con barba, dos metros de altura sobre tacones de 10 cm, un huipil istmeño de terciopelo negro, faldas largas, el bigote perfectamente recortado y un violín en la mano que hace imposible no verla. Hace 8 años la Bruja se manifestó por primera vez; es un músico de formación clásica.

Él había ido a Texcoco en compañía de un par de amigos concheros (grupos de danza ritual en México) para interpretar canciones mexicanas. Al terminar la presentación, un curandero del grupo le dijo:

“Tú eres una de mis brujas, te estaba esperando”.

La noche avanzó; alguien roció agua bendita, por que una mujer empezó a convulsionarse, pero para calmar la tensión después de lo sucedido, una persona trajo botellas de mezcal y otra más forjó un cigarro de marihuana.

Después el curandero le pidió a Octavio que hiciera algo y en lo único que pudo pensar fue en agarrar su violín, empezó a tocar las primeras notas de “El pescador, canción que si tuviste una formación católica seguramente conoces; sin imaginar que tras esto la mujer que convulsionaba volvería en sí. Entonces el curandero le dijo:

 “Preséntate como lo que eres, una bruja, La Bruja de Texcoco y dile a lo que atacó a la chica que no es bienvenido aquí”. 

Esa noche la Bruja nació como una leyenda. Las brujas murieron por poseer cierto conocimiento, las mujeres son juzgadas por la misma razón. En México, en su tradición, la feminidad es causa de la desgracia de los hombres, aunque su poder es respetado.

Tres años pasaron para que se transformara y decidiera concretar un proyecto de fusión mexicana: música novohispana y expresiones tradicionales podían coincidir con lo prehispánico.

Cuando Octavio se travistió, cuando utilizó una falda, una blusa, unos tacones y una flor en el cabello, esa otra identidad terminó de ser encarnada.

La Bruja conoció la música desde los nueve años, dice que sus padres la mandaban a cursos para aprender música clásica; toca guitarra, violín, viola, chelo, acordeón y hasta arpa veracruzana. Luego, mientras estudiaba la carrera de Física en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), intentó entrar a la Escuela Superior de Música tres veces, pero no la aceptaron. “Pura burocracia.”

La música no discrimina, pero la cultura mexicana es machista, es un país violento, que es algo raro por que parte del folklor mexicano va acompañado de trans-feminidades; como los Muxes de Juchitán o los Chuntaes de Chiapas de Corso, o los del carnaval de la huasteca.

A sus 31 años tiene una familia que la quiere; un primer disco ya salió a la luz; un documental que están haciendo sobre ella y otro que está musicalizando; un montón de amigos con los que frecuentemente se va a beber pulque a Xochimilco y, principalmente, mucho orgullo de ser quien es, de verse como se ve y de soñar hasta donde sueña.

Ella es, La Bruja de Texcoco.

 

 

FUENTES:

  • https://www.vice.com/es_latam/article/mbyvvb/la-bruja-de-texcoco-y-su-reino-de-pulque-violines-y-huipiles
  • https://www.maspormas.com/ciudad/la-bruja-texcoco/
  • https://www.sinembargo.mx/17-11-2018/3499148

 

 

 

 

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