Ahora, un nuevo trabajo que se publica en la revista Science describe un nuevo tipo de neuronas que se sitúan en la región temporal del cerebro que vincula la percepción del rostro con la memoria a largo plazo.
No es exactamente esa “neurona de la abuela”, ya que, en lugar de una sola célula, se trata de toda una población de neuronas que, colectivamente, son capaces de recordar las caras y hacernos sentir ese destello de reconocimiento cuando nos encontramos a alguien cuyo rostro nos recuerda al de un ser querido.
Ahora, un nuevo trabajo que se publica en la revista Science describe un nuevo tipo de neuronas que se sitúan en la región temporal del cerebro que vincula la percepción del rostro con la memoria a largo plazo. No es exactamente esa “neurona de la abuela”, ya que, en lugar de una sola célula, se trata de toda una población de neuronas que, colectivamente, son capaces de recordar las caras y hacernos sentir ese destello de reconocimiento cuando nos encontramos a alguien cuyo rostro nos recuerda al de un ser querido.
El equipo de científicos, de la Universidad Rockefeller, usó imágenes de resonancia magnética funcional para estudiar las regiones temporales del cerebro de dos monos Rhesus y registró las señales eléctricas de las neuronas mientras se mostraba a los macacos imágenes de rostros de tres tipos distintos: familiares, que habían visto en persona, desconocidos, y que habían visto tan solo de forma virtual.
Los hallazgos constituyen la primera evidencia de una célula cerebral híbrida, similar a la legendaria neurona de la abuela. Las células de la región temporal se comportan como células sensoriales, con respuestas fiables y rápidas a los estímulos visuales. Pero también actúan como células de memoria que responden solo a estímulos que el cerebro ha visto antes, en este caso, individuos familiares, lo que refleja un cambio en el cerebro como resultado de encuentros pasados. Pero las células no son, estrictamente hablando, “neuronas de la abuela”, ya que, en lugar de que una célula codifique una sola cara familiar, las células de esta región parecen funcionar en grupo, colectivamente.
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Implicaciones clínicas
En el futuro, los hallazgos también pueden tener implicaciones clínicas para las personas que padecen prosopagnosia o dificultad para distinguir una cara conocida. “Las personas con ceguera facial a menudo sufren de depresión. En el peor de los casos ni siquiera pueden reconocer a sus parientes cercanos”, dice Winrich Freiwald, profesor de neurociencias y comportamiento en la Universidad Rockefeller. “Este descubrimiento es el primer ladrillo para diseñar estrategias que permiten ayudarlos en el futuro”.
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