La humanidad entra en una etapa compleja, tal vez la más oscura y convulsa históricamente, ya que pensamos que la tecnología nos abriría paso a nuevas modalidades de entendimiento profunda y sostenible con su entorno.
Lamentablemente no fue así. La vorágine consume todo a su alrededor: muerte, violencia, enfermedad, pobreza, abandono, injusticia, egoísmo.
El YO supero al NOSOTROS y parece que no hay remedio ni vuelta atrás.
Los modelos económicos trazados desde su origen nunca vislumbraron que el acaparamiento de la naturaleza conlleva una inmolación inerte a su circunstancia.
El individualismo lucra con el egoísmo a partir de ventajas sociales (belleza, círculo social, relaciones, linaje, zona de nacimiento, escolaridad, etc.). Esto nos lleva a pensar que el modelo del YO siendo que la suerte le acompaña desde el nacimiento hasta la muerte es efectivo siempre y cuando el modelo alternativo NOSOTROS siga dormido, a menos que comience a asomarse desde la penumbra a reclamar el mundo que por derecho le corresponde, donde la (fealdad, el aislamiento, la poca cepa, la normalidad, la colonia popular, el trabajar desde pequeño, no leer o escribir, no consumir, etc.) hace que reclamen un mundo más justo e incluyente, donde tengamos que abrir y romper con el destino manifiesto de nacimiento para que en la sinergia colectiva el USTEDES, ELLOS y NOSOTROS hagan comunión cultural y empática.
Una bacteria, un virus o un microbio puede acabar con el mundo como lo conocemos, algo tan insignificante en términos visuales, tan pequeño, tan invisible, puede poner al mundo de cabeza, rompiendo modelos políticos, económicos, sociales, culturales, hasta religiosos.
No fue un tanque, ni un predicador profanando tierra santa, tampoco un arma nuclear, fue un organismo imperceptible lo que esta arrinconando al mundo a repensarse, a reconstruirse, a renacer.
Tal vez nada es mío y tuyo, tal vez nada es nuestro, el mundo se pertenece a sí mismo y somos nada en comparación a la creación, en pleno siglo XXI apenas nos estamos dando cuenta que somos visitantes foráneos y momentáneos de este majestuoso lugar llamado Planeta Tierra.
¡Cuidémonos y cuidemos el hogar común, no queda más!
Tal vez sea la última llamada, por ahora no lo sabemos, pronto tendremos la respuesta.
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